Fragmento de una historia aún sin título

(…)Deslicé las yemas de mis dedos sobre el tatuaje de su pecho. Le miré fijamente a sus oscuros y profundos ojos.
-¿No te gusta?-Preguntó mientras cogía mi muñeca.
-Al contrario… Me encanta.-Acaricié la mano que sujetaba la muñeca-Soy de la opinión de que a los chicos guapos les quedan bien los tatuajes.-Sonreí.
-¿Te parezco guapo?-Preguntó sensualmente con un leve toque de broma.
-Mmm…Puede.-Contesté desinteresadamente.
- Me halagas.
Di una vuelta entera hasta quedar detrás de él.
-Este me gusta mucho-acaricié la zona, a lo que él respondió con un leve escalofrío-¿Qué pasa?-Pregunté
-Tus manos están frías y no me lo esperaba.-Respondió con una tímida sonrisa.
Sonreí. Jae se dio la vuelta.
-¿Y tú, tienes algún tatuaje?-Preguntó mientras se ponía la camisa.
- Sí.-Afirmé.
-¿Cuántos?
-Dos, uno en la muñeca y el otro en la cadera.-Respondí.
Jae cogió mi muñeca y subió la manga de la camisa.
-¡Anda! No me había dado cuenta.-Se rió.
-El otro no te lo voy a dejar ver.-Dije intentando sonar seria.
-¿Y si te emborracho y tenemos una noche de sexo salvaje? Así lo podría ver.-Bromeó.
-Inténtalo.-Desafié.
-Sabes que caerías rendida aún sin estar borracha.-Se me acercó, me cogió de la barbilla y acercó mi cadera a la suya con la mano izquierda. Me ruboricé levemente.
-Deja de hacer el idiota.-Me quejé
-Reconoce que te gusta.
-No.
-Hazlo.-Se acercó más a mis labios.
-Déjame.
Me dio un pico.
-P-para.-Me quejé.
Pellizcó mis labios con los suyos.
-Es en serio.-Me quejé de nuevo.
Besó cálida y lentamente mis labios.
-Nngh.-Me quejé.
Volvió a juntar sus labios, esta vez haciendo presión para entreabrirlos y poder besarme con lengua libremente. Pasé mis brazos por detrás de su cuello. Él colocó sus manos en mi cintura, por debajo de la camisa. Mi cuerpo estaba frío y el calor de sus manos me derretía. Sus labios son perfectos, suaves, carnosos, unos labios que podía morder y hacerle sentir que era mío por unos instantes. Se separó unos centímetros de mi boca, notaba su aliento chocar contra mis labios.
-Dime… Si quieres que siga y seguiré, dime que pare y pararé.-Dijo casi imperceptiblemente.
Cerré los ojos y los volví a abrir.
-Sigue.
Entreabrí mi boca para que él volviera a posar sus labios sobre los míos. Me llevó más hacia él, quedando nuestros cuerpos prácticamente pegados. Conseguí meter mis manos por debajo de su semi abrochada camiseta, lo que hizo que Jae suspirase al acariciar su pecho. Subí por debajo de su camiseta hasta su cuello, donde dejé mis manos. Él empezaba a subir las suyas desde mi cintura hasta los costados.  Le deseaba; cada milímetro de su cuerpo, cada palabra procedente de su boca, cada caricia, cada beso.  No permitiría que nadie interrumpiese ese momento, no permitiría que nos separasen. Al fin estaba entre sus brazos, al fin me tomaba. Él ya no me consideraba una niña,  ya no me sobreprotegía. Sabía que en algún momento de mi vida me haría daño, pero prefería que fuera Jae a otro, porque sé que con él tendría más felicidad que amargura. Mientras, me dejaba llevar por la pasión, pero era algo que quise desde los quince años. Es increíble como duró este sentimiento que al fin consumo junto al hombre que ocupa mi mente y corazón (…)


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