Anoche volví a soñar con ella. Anoche soñé con todo lo que pasó hasta ese día. ¿Y aún te preguntas por qué ya no creo en ti? Desde mi niñez hasta ahora me has dado suficientes motivos para creer que tú no existes, y si existieras, me diste la espalda. Me atormento con fotos y recuerdos, ¿no es suficiente? Tenía que soñarlo también, parece que lo que quieres es hacerme sufrir. Me he vuelto a derrumbar, no soy fuerte, simplemente tengo una coraza de desconfianza que a veces desaparece y se vuelve tierna.
Cada vez que escucho a alguien quejarse de sus padres por tonterías me dan ganas de partirle la boca, para que más gilipolleces no salgan de ahí. Ellos te dieron la vida y ellos te dan todas las comodidades que tienes ahora, ¿qué pasaría si te faltasen? No lo quieres ni imaginar, ¿verdad? Solo eres un niño egoísta, caprichoso y egocéntrico. Cuando uno de ellos falta, para siempre, es cuando empiezas a pensar por ti solo, y más aún si el otro no está contigo.
¿Cuál es mi manía? Llamarle a su móvil, con la falsa esperanza de que lo coja y todo haya sido un sueño, una maldita y estúpida pesadilla.
Si existes, no solo me abandonaste a mí, un alma que se ha vuelto apagada y que de vez en cuando se ilumina con alguna sonrisa, sino que también abandonaste a la persona que más quise en este mundo, a la persona con la que he vivido muchos momentos de mi vida, le abandonaste en el último momento, una persona que siempre creyó en ti. Aquella madrugada recé, sí, recé, no te podrías imaginar cuanto, recé mientras mis lágrimas se ahogaban en las mangas de mi chaqueta, encerrada en un baño, esperando que todo saliera bien. Como yo, has abandonado a muchas personas, y luego pretendes que se crea en ti. Guerras, hambre, odio, escasez... A mí me quitaste a la persona que más quería, antes haciéndole sufrir mientras vivía. No creo en ti, no es cuestión de “moda”, no es cuestión de quedar de guay, es cuestión de que me abandonaste. Desde pequeña me enseñaron que TÚ eras el padre de la humanidad, que TÚ estabas a mi lado, que TÚ nos salvarías, ahora me río de todo lo que me enseñaron.
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