If you really love me, you can remember me.

ACT IV
Dailos Frinnegan

Era como un cachorro, mi mascota; debía enseñarle, alentarle, guiarle. Karan miraba los alrededores ilusionado, como si nunca hubiera visto la luz del día. Las adolescentes le miraban curiosamente, sabían que era un vampiro, pero le guardaban respeto al estar a mi lado. Alguna que otra joven se ruborizó cuando Karan les sonreía. Caminaba con garbo, parecía un marqués.  Nadie podría decir que hasta hace un día era un joven abandonado.
-Nunca había visto la ciudad de esta manera.-Comentó alegre.
-Eso es porque te limitabas a aquel callejón, ¿nunca te diste una vuelta por los alrededores?-Pregunté.
-No, y me arrepiento de ello.
Karan daba vueltas sobre sí mismo, dejando que la brisa francesa que corría por las calles le envolviera sutilmente, hasta que chocó con una hermosa joven cargada de equipajes.
-¡Oh, perdone, dama, ahora le recojo sus pertenencias!-Exclamó arrepentido.
-¿Sophie?-Pregunté incrédulo.
Karan levantó la mirada.
-¡Padre!-Exclamó mientras se tiraba a mi cuello.
-¡Oh, Sophie, no te esperaba tan pronto!-Exclamé entusiasmado.
-¡Te echaba mucho de menos!-Se separó.-Oh, perdone muchacho, no le vi ya que tenía las cajas tapándome la visión…-Se ruborizó notablemente.
-¿Está bien, señorita?-Preguntó Karan con un leve tono de preocupación.
-Es… es…-Empezó a murmurar.
-¿Un vampiro?-Susurré.
-¡No! Guapo, apuesto, perfecto.-Dijo moviendo los labios.
Me reí.
-¿Está bien?-Volvió a preguntar Karan.
-Sí, sí, no pasa nada… Soy Sophie Frinnegan.-Se presentó.
-Me alegro pues, yo soy Karan Johnson.-Hice una pequeña reverencia.

-Y… ¿Qué hace con mi padre?-Preguntó con curiosidad.
-Somos viejos amigos.-Respondí.
-¿Vie…? Ah claro, vos sois un vampiro, decidme, ¿qué edad tenéis?
-Eso nunca se dice, y menos a una señorita.-Contestó misteriosamente mientras le cogía de la barbilla y se acercaba a Sophie.
Miré silenciosamente a Karan, espero que eso no fuera indicio de un posible encaprichamiento hacia mi hija. No me haría gracia que mi hija se enamorase de un vampiro.
-¡Oh, pues discúlpeme!-Respondió apurada mientras se separaba a la vez que se sonroja más aún.
-Entonces, Sophie, ¿qué te trae tan pronto  por aquí?-Pregunté ignorando lo ocurrido.
-Padre, las clases ya han finalizado.-Respondió mientras me cogía de las manos.
Era increíble la fuerza que tenía Karan, sujetaba el equipaje y las cajas de los sombreros sin inmutarse, era increíblemente…
-¡Padre, ¿me estáis escuchando?!-Exclamó Sophie enfadada.
-Eh, sí, sí, hija, que han finalizado.-Le miré cariñosamente.- ¿Te llevamos los paquetes a casa?
-¡No hace falta, yo puedo!-Exclamó ofendida.
-No era para que te cabreases.-Me disculpé.
-Bueno.-Se dio media vuelta.-Si me permites.-Dijo mientras cogía el equipaje costosamente.-Voy a coger un carruaje para ir hasta casa.
Ladeé la cabeza como signo de aprobación.
-Volveremos pronto, hija.-Me despedí.
Karan miraba fijamente a Sophie.
-¡Karan!-Exclamé.
-Ah, sí, encantado señorita, pase una buena tarde.-Hizo una leve reverencia.
Sophie subió al carruaje, cuando estuvo lo suficientemente lejos detuve a Karan cogiéndole del brazo.
-¿Qué pasa?-Preguntó.
-Ni se te ocurra acercarte a ella.
-¿Qué insinuáis?
-Sabes a lo que me refiero.
Karan sonrió. No sabía si esa sonrisa delataba sus intenciones o simplemente le hacía gracia mi protección. ¿Quién era él, cuál era su pasado, cuáles son sus intenciones?

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